viernes, 10 de febrero de 2017

(Actualización en Medicina de Familia) Uso adecuado de antidepresivos

Estimados compañeros:


Este viernes abordamos un interesante artículo publicado en“Actualización en medicina de familia” donde un psiquiatra y una medico de familia abordan el uso adecuado de antidepresivos (AD). Este artículo recoge las indicaciones en la práctica de los AD, qué aportan los ensayos clínicos aleatorizados y sus sesgos. Además y nos parece de gran interés ya que es poco habitual, incorporan la perspectiva de los estudios cualitativos y naturalísticos: “las personas están activamente involucradas en dar significado al hecho de tomar un antidepresivo y que esto tiene implicaciones en el valor que le dan en su vida”.

Según postulan: “Para poder hacer un uso adecuado de los AD hay que reconsiderar varias aspectos relevantes: la alta respuesta al placebo y la escasa diferencia en eficacia de los AD respecto a este, salvo en la minoría de los casos más graves; la variabilidad en la respuesta personal al tratamiento y los condicionantes psicológicos y sociales que influyen en ello; los efectos adversos a largo plazo incluyendo la disforia tardía y el síndrome de abstinencia y, teniendo en cuenta todo esto, el modelo desde el que se pauta el antidepresivo. 
Habitualmente, la prescripción se realiza desde un modelo de enfermedad: los AD corrigen un desequilibrio neuroquímico y sus efectos beneficiosos se derivan de su acción específica sobre el presunto proceso de la enfermedad, como la insulina en la diabetes. Sin embargo, el modelo de prescripción centrado en el fármaco postula que los AD crean un estado alterado en el cerebro y sus efectos se solapan, alteran y se superponen a la expresión de los problemas mentales, como lo hace el alcohol, por ejemplo, en la ansiedad social. Este modelo supera el reduccionismo biomédico, otorga un rol más activo al paciente en el afrontamiento de su problema y se ajusta mejor al mecanismo de acción de las sustancias que actúan en el sistema nervioso central y a las peculiaridades descritas de los AD”

Creemos se trata de un artículo que introduce un punto de vista interesante y que llega a las siguientes conclusiones:

  • Los problemas mentales no pueden ser conceptualizados exclusivamente como enfermedades médicas provocadas por una alteración neuroquímica, y los fármacos llamados antidepresivos no son, por tanto, un tratamiento etiológico de aquellos.
  • A diferencia de los fármacos empleados en patologías médicas, los ensayos clínicos aleatorizados no son la única ni, probablemente, la mejor herramienta para conocer la eficacia de los AD en los problemas mentales y además presentan múltiples sesgos. Con esta metodología, hasta el momento los AD no demuestran una eficacia superior al placebo, salvo en algunos de los pacientes con sintomatología más grave.
  • La eficacia de los AD en la práctica clínica puede atribuirse a la elevada respuesta de la sintomatología ansiosodepresiva al placebo, la alianza terapéutica que establece el médico con el paciente, la mejoría clínica espontánea, cambios en el entorno y también al estado psicológico que inducen estos fármacos al provocar un distanciamiento afectivo del entorno o al reducir la intensidad de las reacciones emocionales, por ejemplo.
  • Los AD pueden tener un papel en los pacientes con clínica más grave como tratamiento sintomático y de forma transitoria, siempre en el contexto de otras actuaciones que propicien una reordenación más positiva del paciente con su entorno.
  • La prescripción crónica no está justificada y es fundamental realizar un seguimiento de los efectos adversos y su impacto clínico.
  • Es fundamental plantearse permanentemente una deprescripción, que ha de realizarse con extraordinaria cautela para evitar un síndrome de abstinencia. 

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